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  • Foto del escritorDARC

Todo empezó con la llegada del invierno, un video de youtube y un pedido de Amazon



En el 2013, cuando vivía en París, tenía la clásica vida de godin parisino,que para ser sinceros, era muy parecida a la clásica vida de godin mexicano, al menos entre semana. Salía en la mañana en metro para ir a la oficinia, saludaba a todos a mi llegada, trabajaba en reuniones o en mi escritorio. Según el día, comía enfrente de la computadora un sandiwch comprado en la panadería o en el super cercano, llevaba mi comida en tuppers para consumirla en el comedor y si había tiempo o era un cumpleaños, salía con los compañeros a algún restaurante de la zona. Regresaba al trabajo, más reuniones, mails, etcétera. Tomaba el metro de regreso. Pasaba un rato al gym. Llegaba a mi casa y preparaba la cena con algún congelado o alimento de rápida preparación, cero complicaciones. Cenaba en frente de la tele y la seguía viendo hasta dormir.


Los pocos meses de verano eran una bendición, al oscurecer pasadas las 10 de la noche, podía además de trabajar, salir con amigos. Me encantaba ir a tomar un vino o una cerveza a alguna terraza o visitar alguna exposición. La gente se encuentra muy animada en esa breve temporada, se siente la efervescencia de la ciudad y todo mundo quiere estar afuera. El problema es que conforme van desapareciendo el verano y las noches largas, poco a poco la gente se empieza a resguardar y a deprimir o incluso enojar, las sonrisas se esfuman y son reemplazadas por caras largas y hostiles. Todas las mañanas al llegar a la oficina, el parisino promedio discute, en el café que toma con los compañeros, lo horrible del clima de ayer o del de hoy o del que hará el fin de semana. Además, la luz solar va disminuyendo, para cobrarte el excedente del verano, en los días fríos oscurece entre las 4 y las 5 de la tarde, para cuando es momento de dejar el trabajo ya es completamente noche y tienes la sensación que se te fue el día por completo. Para rematar, hace frío y viento, así que lo único que quiere la gente es refugiarse en sus departamentos, por mas diminutos que sean.



Sobra decir, que en el invierno, los planes sociales se reducen drásticamente, aunque uno luche y le gane a las ganas de quedarse en casa, también hay que convencer a los demás que lo hagan y creanme, no es tan fácil. Mis primeros inviernos, excepto cuando me iba de viaje, consistían en ver la tele. Pero este año, cuando venía llegando otro más, empecé a experimentar una terrible angustia, sentía que se me estaba yendo la vida enfrente del televisor y decidí revelarme, tenía que hacer que mi vida fuera más plena.


Pasé varios días, tal vez semanas, reflexionando en qué hobby podría llevar acabo dentro de la casa que fuera retador, divertido y posiblemente me hiciera sentir feliz. Pensé en la pintura, al fin y al cabo, era algo que siempre había querido aprender. El problema es que desde niña sentí que no tenía ningún talento para eso. "Vas a hacer puras porquerías", "Vas a gastar un montón de dinero en materiales que no vas a usar", "Mejor aprende algo que te sirva para tu carrera profesional" fueron algunos de los argumentos que mi mente medio opresora me dio para no hacerlo. Tal vez fue más grande mi angustia o mi necesidad de ya no ver la tele y lograr algo con mi tiempo libre, pero al final decidí que iba a aprender a pintar. Lo iba a hacer para mí, porque lo quería, porque no me iba a quedar con las ganas y porque la vida es más divertida y plena cuando nos salimos del área de confort.


Lo primero que se me ocurrió fue recurrir a Youtube y buscar un video donde explicaran qué materiales necesitaba para pintar, tuve la suerte de encontrar un video de no más de 5 minutos donde enlistaban el material básico. Después fui a la página de Amazon y solicité ese material. Cuando recibí el paquete estaba completamente emocionada, si alguien me hubiera tomado una foto en ese momento, sería sin duda un momento Kodak. Una vez que desempaqué todo y lo ordené en la mesa enfrente de mí, tuve un shock de realidad, no sabía qué hacer con esos materiales. Pude haber buscados más video introductorios, pero decidí que este camino lo quería recorrer sola, yo iba a descubrir este maravilloso mundo sin guía alguna. Mis éxitos serían sólo míos al igual que mis fracasos. Cuando pinté mi primera pintura, me sentí una niña otra vez, descubriendo, intentando, pensando, bastante perdida pero muy entretenida.



Esta fue mi primera obra de adulta, no puedo evitar sonreír al verla, me recuerda todo el camino recorrido, lo aprendido, los errores, pero también que hay mucho más que explorar. Jamás imagine, ni en mi sueño más alocado, que terminaría dedicándome a esto, que encontraría una nueva vocación y pasión, pero justo ese es el punto, cuando comienzas algo no sabes hacia donde te llevará, lo que es seguro es que si no lo intentas no sólo te pierdes la oportunidad de crecer, divertirte, equivocarte, te pierdes sobretodo la oportunidad de vivir.


Al final, creo que lo más importante que aprendí, ademas de pintar, es que tenemos que intentar cosas nuevas, nunca quedarnos con las ganas, no importa qué edad tengas, siempre es un buen momento para comenzar. Y tú ¿Qué quieres aprender a hacer?

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